Se hace necesaria una estandarización que vuelva a situar el intercambio de información accesible como eje principal, y siente las bases del siguiente paso en la evolución de la Web, una Web basada en un código semántico que aporte más significado a la información, facilitando la localización y recuperación de la misma.
Los estándares que harán esto posible son desarrollados por un consorcio integrado por distintas organizaciones de varios países, conocido como el W3C.
Este consorcio fue creado a mediados de los 90 por Tim Berners-Lee.
Su principal propósito es que la Web evolucione y desarrolle todo su potencial de forma ordenada, y sin perder de vista su concepto inicial de intercambio de información, para que sea accesible, interoperable, e independiente de tecnologías propietarias. Los estándares se desarrollan en un proceso abierto en el que cualquier empresa puede participar pero nunca ser propietaria de los mismos.
Ahora estamos en el punto en que debemos hacer el contenido Web accesible al mayor número de personas y dispositivos. Lo haremos desarrollando documentos web basados en los estándares de estructura, presentación, y accesibilidad desarrollados por el W3C.
El futuro de la Web va orientado a marcar la información teniendo en cuenta su significado, describiéndolo formalmente y utilizando esas descripciones para identificar sus recursos, con lo que podrán relacionarse y recuperarse fácilmente en toda la red.
Esto hará posible una Web de contenido accesible y significado también accesible, una Web interoperable que facilitará el intercambio de información entre diferentes dispositivos y aplicaciones, permitiendo que estos se comuniquen entre sí para realizar tareas de gestión de la información que hasta ahora solo podía realizar el hombre.